El relato científico tiene una estructura muy bien definida. El objetivo de esta narración no es producir una lectura agradable, divertida e interesante como pueda serlo el de una novela policíaca. En el texto científico el asesino suele quedar descubierto en el mismo título, si no en el abstract seguro. En el capítulo 2 del libro de R. Day (AQUÍ en MiAulario, y AQUÍ en la red) se describe y explica este asunto de la estructura del artículo científico, que hasta tiene nombre: IMRAD. Esa estructura no es privativa del artículo, del formato, sino del relato científico en el que se quiere exponer qué se ha hecho, los resultados que se obtienen y el significado de todo ello. Podemos reconocerla en el siguiente vídeo:
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