viernes, 25 de noviembre de 2011

Cantidad y crecimiento de la información científica

Pues es difícil dar datos precisos, pero podríamos resumirlo en que la cantidad de información científica que se genera es ingente, y su crecimiento descomunal, exponencial con pequeñas variaciones.

Se suele considerar el comienzo de la literatura científica basada en revistas en el año 1665, con la publicación del Journal des savants. Bueno, los ingleses insisten en que sus Philosophical Transactions of the Royal Society son al menos tan antiguos. En cualquier caso, a partir de mediados del XVII ya no hace falta escribir un libro para comunicar un avance científico, aparecen las revistas. Y su crecimiento es exponencial desde el primer momento, como se puede ver en la gráfica adjunta (tomada del libro de Álvarez - Ossorio). Es interesante, además, ver como aparecen las "revistas de resúmenes" con un decalaje de aproximadamente un siglo, cuando el número de publicaciones primarias rondaba las 300.

Han pasado los siglos y a partir de la segunda guerra mundial (gracias al éxito del modelo que supuso el proyecto Manhattan, por cierto) la ciencia se ha profesionalizado. Ahora no son unos pocos caballeros ingleses o franceses los que dedican su tiempo al conocimiento científico, sino miles de personas en muchísimos países; y financiados por ellos además.


La siguiente gráfica presenta el crecimiento de la información científica entre 1817 y 2009. (Se puede ampliar bastante pinchando en ella). Ahora ya no es tan fácil asegurar que no te has dejado ninguna publicación como en 1700, pero seguro que la tendencia es correcta. Se presenta el "número promedio de artículos citados" tomados de casi 30.000 revistas desde el momento de su creación, todo según la base de datos SCOPUS. La información está, además, ordenada en 27 categorías, aunque sobre esa segmentación es muy difícil sacar conclusiones de la gráfica. Llama la atención el cambio de velocidad de crecimiento que se produce tras la segunda guerra mundial, un auténtico despegue. Por cierto, la caída de los últimos años probablemente sea un artefacto debido a que los artículos, para ser citados, tienen que estar un cierto tiempo en circulación. Por eso los más recientes quizá no estén aún en el nivel que alcanzarán pasado un tiempo. De todos modos esto es una hipótesis personal algo aventurada, porque no se exactamente como se han filtrado los datos.


He llegado a esta magnífica ilustración a través de Carlos Chordá, y el original es de Wired Science, y forma parte de un conjunto de 10 visualizaciones de la actividad científica que de verdad merece la pena hojear.

(Oct 2015). Y un crecimiento tan brutal, ¿no puede llegar a ser excesivo? Pues parece que si, que hace que la vida de los artículos científicos sea cada vez más corta, decayendo muy rápido su número de citas. Analizan ese fenómenos en ESTE trabajo, "Attention decay in science".

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